Lunes, Junio 2, 2025

Informe advierte del impacto de las guerras en el medioambiente y la salud pública

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Las guerras, más allá de la devastación humana inmediata, dejan una cicatriz profunda y duradera en la salud planetaria, según un informe reciente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). El documento, titulado ‘Conflictos Bélicos y Salud Planetaria’, revela que los efectos de la guerra trascienden las bajas directas, extendiéndose a la destrucción ambiental y al deterioro de la salud pública a largo plazo.

El informe, que adopta un enfoque de salud planetaria, subraya la intrincada conexión entre la salud humana, animal y el equilibrio del ecosistema. Esta perspectiva holística permite comprender cómo los conflictos armados desencadenan una cascada de consecuencias que afectan a todos los niveles, desde el individuo hasta el planeta en su conjunto.

Pérdida de biodiversidad

Las guerras, en su concepción moderna, van mucho más allá de la mera enumeración de bajas y la destrucción de infraestructuras. Su impacto se ramifica en tres áreas principales: la pérdida de vidas y las lesiones físicas, la destrucción de viviendas y la desestructuración social. Sin embargo, las consecuencias no se limitan a las zonas de combate. Se propagan a escala global, afectando a la salud planetaria en múltiples dimensiones.

Uno de los aspectos más preocupantes es el daño ambiental causado por los conflictos bélicos. La contaminación del agua y el aire, la pérdida de biodiversidad y la alteración climática son solo algunas de las secuelas del uso de explosivos, armas químicas y residuos tóxicos. Estos factores, a su vez, tienen un impacto directo en el bienestar de las poblaciones, aumentando el riesgo de enfermedades, crisis humanitarias y desigualdades en salud que persisten durante décadas.

Crisis climática

El informe de SESPAS destaca que los conflictos bélicos exacerban la crisis climática, intensificando la destrucción de ecosistemas, aumentando las emisiones de gases contaminantes y acelerando la escasez de recursos vitales como el agua y los alimentos. Esta relación simbiótica entre la guerra y el cambio climático crea un círculo vicioso que amenaza la sostenibilidad del planeta.

Además, las situaciones de violencia generan desplazamientos masivos de población, obligando a las comunidades a vivir en condiciones insalubres y sin acceso a atención médica. La destrucción de infraestructuras sanitarias agrava aún más la situación, dejando a las personas vulnerables sin acceso a tratamientos para enfermedades crónicas y facilitando la propagación de enfermedades infecciosas.

El informe de SESPAS concluye con un llamado a la acción, instando a la comunidad internacional a reconocer la magnitud del impacto de los conflictos bélicos en la salud planetaria. Es fundamental adoptar un enfoque preventivo, promoviendo la paz y la resolución pacífica de conflictos, así como fortalecer los sistemas de salud y protección ambiental en las zonas afectadas por la guerra.

El Maipo/Ambientum

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