Viernes, Marzo 14, 2025

El ‘legado’ del Gobierno de Olaf Scholz: el amplio despliegue de las ‘energías renovables’

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Por Jorge C.A.

En Alemania, la transición energética es una cuestión de suma prioridad. Para esto, es fundamental aumentar la eficiencia energética y ampliar las energías renovables lo más rápido posible.

En lugar de provenir del petróleo, el carbón, el gas o la energía nuclear, en el futuro la electricidad en Alemania debe generarse a partir del viento, el sol, el agua o la biomasa.

Para el año 2030, al menos el 80 % del consumo de electricidad en Alemania deberá generarse a partir de energías renovables. Este cambio radical del suministro energético es un requisito esencial para lograr que Alemania se convierta en un país industrial climáticamente neutro en 2045.

Otro de los desafíos es lograr que las energías renovables cubran también la creciente demanda de electricidad que surge de, por ejemplo, del vehículo eléctrico.

A su vez por motivos de seguridad y de política económica, Alemania quiere independizarse de las importaciones de petróleo y de gas natural lo antes posible. Al ser un país con escasez de materias primas, la República Federal ha tenido que importar en gran medida fuentes de energía fósil de otros países.

Por eso, una rápida transición a energías renovables también ayuda a disminuir esta dependencia y, en última instancia, a eliminarla por completo. El proyecto intergeneracional sobre transición energética debe garantizar que en el futuro el suministro energético sea limpio, asequible y seguro.

La expansión de las energías renovables, uno de los mayores logros del Gobierno de Olaf Scholz

Entre las mayores virtudes que expertos y ecologistas reconocen de su Gobierno es el gran aumento en la capacidad de las energías renovables, especialmente de la solar.

En una década, las energías limpias han pasado de representar del 26% del mix eléctrico en 2014 al 55% en 2024, un aumento que se ha concentrado esencialmente en los cuatro años de legislatura de Olaf Scholz.

Esto se ha logrado, esencialmente, a partir de procedimientos de aprobación más simples. En el caso de los parques eólicos, se ha conseguido reducir un 50% los tiempos entre los que se planea su construcción y se ejecutan.

Además, se ha aprobado la conocida como «ley del 2%«, que obliga a los estados a destinar el 2% de su suelo a la energía eólica, aunque esta norma no ha influido tanto en el crecimiento actual, si no que tendrá efectos sobre todo a largo plazo.

Gracias a todo ello, el actual Gobierno ha sido «más exitoso que cualquier gobierno conservador anterior» en materia de transición energética. Sin embargo, más que el legado de Olaf Scholz, se trata del legado de los Verdes. El colíder de los Verdes y ministro de Economía, Robert Habeck, es uno de los principales impulsores de la ambiciosa agenda verde alemana y la cara visible del Gobierno en los duros meses de crisis energética tras el inicio de la guerra.

Respuesta de emergencia a la guerra de Ucrania: gas y ahorro para evitar apagones

A largo plazo, existe el riesgo de que el próximo gobierno dependa demasiado del gas, aumentando su cuota en la combinación energética alemana más allá de lo necesario por razones de seguridad energética.

Este fuerte empuje hacia el gas fue una oportunidad perdida en la que el Gobierno podía haber aprovechado para apostar decididamente por las enérgías renovables.

Los altos precios del gas, a los que Alemania se ha visto especialmente expuesta por la importancia de este combustible para la industria, han influido en la recesión económica que viene sufriendo Berlín en los dos últimos años.

¿…y las emisiones de gases de efecto invernadero?

El balance climático del Gobierno de Scholz es ambivalente. Por un lado, coinciden en destacar la reducción de emisiones en el sector eléctrico, lo que permitirá acercarse al objetivo de 2030 de recortar un 65% las emisiones de gases de efecto invernadero.

Pero, por el otro, lamentan la falta de progresos en el sector de la construcción y en el del transporte, lo que hará que más allá de 2030, esta reducción de emisiones se quede dramáticamente corta.

Las escasas medidas planteadas para limitar el impacto del transporte, como imponer un límite a la velocidad en las autopistas —actualmente no existe ninguno en la mayoría de ellas—, se han encontrado con una furibunda reacción no solo de medios y de la oposición de derechas, sino incluso de socios de Gobierno como los liberales.

En cuanto a las emisiones de los hogares, una de las leyes más polémicas del actual Gobierno es la relativa a la renovación de las calefacciones de gas, petróleo y carbón por otras eléctricas, aprobada el año pasado frente a una gran ofensiva de muchos medios.

Los hogares alemanes siguen dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles para calentarse y el país va muy tarde en sustituir estas fuentes contaminantes en comparación con un país vecino como Dinamarca.

¿Qué puede cambiar con un Gobierno de la CDU?

El principal punto del programa de los conservadores es apoyarse aún más en el precio del carbono, es decir, la tasa a las emisiones.

Abolir tanto la ley alemana de calefacción como las normas de la UE sobre emisiones de CO2, haría más improbable la reducción de emisiones. También aumentaría los costes sociales de la transición ecológica por el aumento del precio del CO2, que afectaría sobre todo a las clases populares, y sería perjudicial desde el punto de vista de la política industrial, ya que reduciría la seguridad de las inversiones.

Prácticamente todos los partidos en liza en estos comicios, salvo la ultraderecha, están a favor de la transición energética. La diferencia es que la CDU apuesta por una transición basada en el mercado y no en la regulación.

Los ambiciosos objetivos climáticos que se marcó el actual gobierno, que incluyen alcanzar la neutralidad climática en 2045, están en riesgo si ganan los conservadores.

Una ultraderecha negacionista del cambio climático de ‘Alternativa para Alemania’ en claro ascenso
Alternativa para Alemania, partido que niega el cambio climático y rechaza cualquier medida de reducción de emisiones, ha ido marcando la agenda en los últimos años, virando el discurso hacia la derecha.

Pero además, el hecho de que logre un segundo puesto tendrá consecuencias prácticas. Tendría un poder real como líder de la oposición, algo que en el sistema político germano le proporciona importantes prerrogativas parlamentarias, además de un número importante de diputados que le permitiría bloquear leyes. La política alemana, también en cuestión de clima y energía, entra en una nueva era a partir de este domingo.

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