Por Eduardo Bautista
Los aranceles del 25% impuestos por Estados Unidos a Colombia demuestran que las amenazas del presidente Donald Trump no son mera retórica, sino que obedecen a una vieja lógica de Washington de hacer política exterior mediante la coerción, la asfixia comercial y los bloqueos económicos, observan analistas en entrevista con Sputnik.
Todo comenzó porque el Gobierno de Gustavo Petro se negó a recibir dos vuelos procedentes de territorio estadounidense, en los cuales venían decenas de migrantes indocumentados deportados por la Administración Trump.
La respuesta desde la Casa Blanca no se hizo esperar. Trump decidió imponer aranceles del 25% (bajo la amenaza de escalarlos hasta el 50%) a todos los productos colombianos que ingresen al mercado estadounidense. El republicano llamó “socialista” a Petro y lo culpó de haber puesto en riesgo la seguridad nacional de su país. Inmediatamente después, comenzaron los enfrentamientos verbales y comerciales. Bogotá no se quedó inmóvil y, por órdenes de Petro, introdujo aranceles del 50% a los productos estadounidenses que entren al mercado colombiano.
La narrativa entre ambos mandatarios escaló al punto de que Gustavo Petro escribió un extenso e incisivo mensaje en sus redes sociales, en el que fue muy claro: “Yo no estrecho mi mano con esclavistas blancos”.
Esta nueva guerra comercial —que en su momento se creyó iba a ser protagonizada por México o Canadá contra Estados Unidos— abre la interrogante sobre qué le espera a aquellos países que no se alineen o no estén dentro de la órbita de intereses de Donald Trump.
“Esta es una alerta no solamente para los países latinoamericanos, sino para el contexto mundial. En menos de de 72 horas, este Gobierno de Trump hizo de las amenazas, realidad (…) Es una alerta para que se ha prendido para muchos países de Latinoamérica y también del mundo entero”, señala en entrevista con Sputnik Enrique Pertuz, experto en ciencias sociales con posgrado en derechos humanos y presidente del Consejo Departamental de Paz en Colombia.
Según el analista, los aranceles de Trump contra la economía colombiana también son una advertencia sobre la actitud hostil que podría tomar Estados Unidos contra aquellos “gobiernos progresistas o de izquierda” que hay en América Latina, como el de Claudia Sheinbaum en México; el de Nicolás Maduro en Venezuela; el de Lula da Silva en Brasil o el de Xiomara Castro en Honduras.
“Van a recibir un tratamiento duro [de parte de EEUU], sobre todo aquellos países que no están en la línea de lo que quiere el presidente Trump. También recibirían ese mismo tratamiento aquellos que lo hagan sufrir en el rigor de su posición o su ideología política, pues están acostumbrados a hacerlo a través de bloqueos, asfixias económicas y, muchas veces, con el rompimiento de las relaciones”, observa Pertuz.
Trump pretende “marginar” a ciertos actores políticos en América Latina
Con las nuevas restricciones comerciales de Washington contra Colombia, la relación entre América Latina y Estados Unidos se vuelve complicada, con excepción de Gobiernos proclives a los intereses de la Casa Blanca, como el de Javier Milei en Argentina o el de Daniel Noboa en Ecuador, dice en entrevista con Sputnik Carlos Medina Gallego, politólogo de la Universidad Nacional de Colombia y doctor en historia.
“Es una situación compleja, pero no solo para Colombia. El Gobierno de Donald Trump va a generar una dinámica muy compleja con algunos gobiernos de América Latina”, señala el especialista.
“Lo que realmente está haciendo [Trump] es generar una dinámica de marginalidad con muchos de los países de América Latina. Esto genera una tensión muy grande en términos de lo que se puede manejar en relaciones en diplomáticas, económicas y políticas de cooperación”, añade.
Medina Gallego también destaca el hecho de que la Administración Trump haya decidido suspender, durante 90 días, la ayuda exterior de Estados Unidos a otras naciones. Según él, esto podría significar que, en ese lapso de tiempo, el republicano tomará decisiones sobre a qué países seguirá financiando o no, muchos de ellos en América Latina.
Colombia, ¿el más débil?
En Colombia existen bases militares estadounidenses. De hecho, en 2022, el expresidente de Estados Unidos, Joe Biden, designó oficialmente a Colombia como un importante aliado de Estados Unidos fuera de la OTAN.
Dicha designación brindó a Colombia la oportunidad de beneficiarse de un acceso especial a los programas militares y económicos de Estados Unidos, pero no dio garantías de seguridad como las otorgadas a los miembros de la OTAN.
Además, es de sobra conocida la activa participación e injerencia que tuvieron las autoridades estadounidenses en el llamado Plan Colombia que comenzó en 1999, con los supuestos objetivos de combatir las luchas armadas internas y el narcotráfico en el país sudamericano. Petro, no obstante, ha sido uno de los más duros criticos de esta estretegia de seguridad bilateral, pues argumenta que solo benefició a los grupos criminales, a los sectores neoliberales del Gobierno colombiano y a Estados Unidos.
Sin embargo, con la llegada de Gustavo Petro al poder, las relaciones entre Estados Unidos y Colombia se han ido mermando paulatinamente.
“Hay que revisar es cómo se han venido rompiendo las relaciones sistemáticamente de Colombia con ciertos núcleos de poder económico y poder político y poder militar [en Estados Unidos], como el rompimiento de las relaciones con Israel”, apunta en entrevista con Sputnik Felipe Mendoza, analista y consultor político colombiano.
Todo lo anterior, afirma el experto, puede generar una reacción en cadena en muchos sectores económicos y militares de Colombia, lo cual puede “perjudicar al más débil, que claramente pues es el pueblo colombiano”.
“Hoy tenemos un fenómeno de radicalización en el marco de un juego de roles en la reorganización del poder internacional, lo cual deja a Colombia en una posición muy débil frente a Estados Unidos, porque los gobiernos [colombianos] anteriores habían tenido una dependencia hacia Washington”, señala el analista.
Y aunque hoy el Gobierno de Petro ha tratado de “generar una alternativa a esa dependencia, no ha podido, y eso le está generando muchos inconvenientes a corto, mediano y largo plazo”.
El Maipo/Sputnik