Además de los daños causados al medio ambiente, nuevas críticas surgen hoy a la salmonicultura en la región chilena de Aysén, donde se cuestiona su real impacto en la economía y el empleo.
El recién asumido gobernador Marcelo Santana dijo a los representantes de la industria, algunas en manos de transnacionales, que no vean a la región sólo como parte de su proceso productivo.
Según el funcionario, en Aysén se engorda prácticamente todo el salmón de Chile, pero eso no ha generado impactos sociales significativos en las comunidades aledañas, ni tampoco en la economía regional.
Santana citó datos del Instituto Nacional de Estadísticas, donde se demuestra que la salmonicultura es apenas el quinto o sexto rubro en materia de creación de empleos.
Santana, del partido de derecha Unión Demócrata Independiente, desmintió así al Consejo del Salmón, donde están concentradas las grandes firmas productoras y exportadoras y que se presenta como “el pilar esencial para las regiones del sur del país”.
El gobernador agregó que con la automatización y las nuevas tecnologías, las salmoneras aumentan su eficiencia y reducen costos, pero ponen en riesgo los puestos de trabajo de hombres y mujeres.
Se suma a ello la reciente denuncia del presidente de la agrupación Aysén Reserva de Vida, Peter Hartmann, sobre los daños que la crianza artificial de esta especie provoca por el uso de químicos y productos nocivos lanzados al agua.
En un paraje de gran riqueza natural, los centros de cultivo de salmón se multiplicaron y generan el derrame de desechos orgánicos, antibióticos potentes, plásticos y alimentos no consumidos que están destruyendo el fondo marino, aseguró Hartman.
El Maipo/PL