La decisión de Alemania de suministrar tanques Leopard-2 a Ucrania o permitir que otros lo hagan tuvo un efecto dominó ante las insinuaciones de enviar cazas a ese país, justo cuando aumenta el peligro de una internacionalización del conflicto con Rusia.
En medio de las presiones de Estados Unidos a Berlín para contribuir al rearme de Ucrania, aparecen contradicciones dentro del Gobierno germanocon declaraciones belicistas de su ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock: “Estamos en guerra con Rusia”, afirmó.
De hecho, el canciller federal alemán, Olaf Scholz, en su momento miembro del ala de izquierda de la juventud socialdemócrata, negó que su país pretenda enviar aviones de combate.
El conflicto en la exrepública soviética, donde desde el 24 de febrero del pasado año Moscú lanzó una operación bélica para desmilitarizarla y desnazificarla, aumenta las posibilidades de salirse de sus fronteras e involucrar a ejércitos nacionales europeos, afirma Voenoe Obozrenie.
Varios países, entre ellos Polonia, Suecia, Dinamarca, Finlandia, España y Letonia, aportarán a Kiev en total cerca de un centenar de carros de combate Leopard-2, mientras que el presidente de la Duma (Cámara Baja rusa), Viacheslav Volodin, advierte que ello podría llevar a una catástrofe global.
Washington ya dio a entender que la respuesta nunca debe ser de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, lo cual lo eximiría de cumplir con el artículo 5 de ese bloque que prevé la defensa colectiva, para dejarle la tarea casi suicida a Europa de hacerlo en solitario.
Sin embargo, los especialistas hablan de los dividendos previstos para la industria militar norteamericana, la cual podría ocuparse de completar los almacenes de armamentos europeos, bastante mitigados por los envíos hechos a Ucrania desde febrero de 2022.
La tarea cada vez más clara y reconocida públicamente de destruir o, mejor dicho, borrar a Rusia en todos sus ámbitos, aumenta aún más la ceguera de Occidente, sobre todo, en el Viejo Continente, después que parecieron comprender la insuficiencia para ello de la guerra económica.
Europa quedó sin uno de sus principales ingredientes para su competitividad: los energéticos baratos de Rusia, después de sucumbir a llamados y presiones de la Casa Blanca de suspender la compra de estos para caer en una espiral de alza de precios, inflación y explosiones sociales.
Ahora parece pasar a una segunda etapa de una especie de suicidio sociopolítico colectivo: aumenta los peligros de verse involucrada directamente en la guerra de Ucrania.
(Tomado de Orbe)
Fuente: El Maipo/PL