Por Yarisley Urrutia
El principal ‘holding’ empresarial y financiero de España retorna a su sede social histórica en Barcelona, tras marcharse de allí en 2017 por la tensión derivada del proceso independentista. La calma política y un aparente descenso del impulso soberanista propician su regreso. Su marcha también atendió a razones políticas antes que económicas.
El mayor grupo empresarial y financiero de España, la Fundación Bancaria La Caixa, y su sociedad de inversiones, Criteria, han resuelto emplazar de nuevo su sede social en Barcelona, de donde la trasladaron en 2017 a Palma de Mallorca ante la situación de incertidumbre política desatada a causa del proceso independentista catalán.
La decisión fue tomada por los órganos rectores de las dos entidades (el patronato de La Caixa y el consejo de administración de Criteria) en atención a que ya no se dan en Cataluña “las circunstancias que causaron el traslado temporal” de sus sedes a la capital de las islas Baleares.
La iniciativa carece de consecuencias para la mayoría de empleados y centros de trabajo, que nunca se movieron de Barcelona, pero entraña un contenido simbólico muy importante, incluso político. Porque pretende ser una especie de aldabonazo a la crisis de confianza y turbulencias que acompañó el intento de independizar esa región de España.
El arraigo de La Caixa en Cataluña es de larga data, pues fue fundada en 1904 con el nombre de Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros de Cataluña y Baleares.
A través de Criteria, la Fundación Bancaria La Caixa dispone de importantes paquetes accionariales en las principales compañías de España, algunas estratégicas, caso de la energética Naturgy, la operadora de telecomunicaciones Telefónica o la constructora ACS. Y, sobre todo, es el accionista mayoritario del principal banco doméstico del país: CaixaBank.
¿Necesidad económica o política?
La entidad CaixaBank, el brazo bancario de La Caixa y segundo banco en capitalización de España, por el momento no piensa emplazar de nuevo su sede social en Barcelona. Las sedes sociales de otras grandes empresas, como las aseguradoras Allianz y Catalana Occidente, el holding de medios Grupo Planeta o la alimentaria Pastas Gallo, continúan fuera de Cataluña.
Cabe resaltar que el regreso de La Caixa a Cataluña ha estado precedido de otro sonoro retorno: el del Banco de Sabadell, anunciado en enero. En realidad, esta entidad bancaria fue la primera empresa del IBEX-35 (el índice bursátil de referencia en España) que decidió reubicar su sede social en tierras catalanas, en este caso en Sabadell.
La vuelta de este banco se explica también por la necesidad de reforzarse en un momento en que el BBVA, el tercer banco español, realizó una oferta pública de adquisición de acciones (OPA) para absorberlo.
“En mi opinión, el retorno del Banco de Sabadell se ha debido a motivos económicos: jugar la baza de la catalanidad y del sentimiento catalán para que el BBVA, en la OPA, aumente el precio ofertado, porque, si tan catalán se siente, ¿por qué trasladó su sede en el 2017?”, se pregunta inquirido por Sputnik el economista y autor Santiago Niño-Becerra, catedrático emérito de Estructura Económica en la Universidad Ramón Llull (URL) de Barcelona, que no ve móviles económicos en otros retornos.
“Según quien lo cuente, se ha dado mucha importancia al traslado de sedes de empresas, pero lo cierto es que eso no ha influido en el PIB de Cataluña, porque las fábricas han continuado allí”, afirma Niño-Becerra, seguro de que la decisión de regresar atiende a motivos políticos en el resto de los casos.
Calma política
El regreso de la Fundación Bancaria La Caixa y el Banco Sabadell a Cataluña podría dar paso a la vuelta escalonada de otras muchas empresas. El paso dado se asume en el seno del Gobierno español como fruto de la estabilidad política y la seguridad económica.
Así lo cree el ministro de Economía de España, Carlos Cuerpo, que espera que la vuelta de empresas a Cataluña sea un “proceso continuo”. A su juicio, la decisión de Fundación La Caixa y Criteria responde a unas “perspectivas de crecimiento a medio plazo” y a la recuperación de “la normalidad y la estabilidad”, declaró a la emisora de la radio pública catalana Rac1.
¿Puede beneficiarse políticamente la actual dirección de Cataluña? Lo cierto es que al frente del Gobierno de la Generalitat se halla el socialista Salvador Illa, líder del PSC y exministro de Sanidad de España, cuyo Ejecutivo cuenta con el apoyo externo de uno de los principales partidos independentistas: Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Illa cita la “seguridad jurídica” y la “estabilidad institucional” como los factores que han obrado el regreso de estas entidades.
“El PSC y la patronal necesitan vender avances en la reversión del supuesto desastre causado por el procès, mientras que Junts y ERC se baten en duelo por ver quién es capaz de arrancar más concesiones al Gobierno central, asumiendo, de facto, su regreso al marco político de siempre“, detalla a Sputnik el politólogo Víctor Prieto.
Más que una vuelta a la normalidad en Cataluña que haya propiciado el regreso de las grandes empresas, Prieto ve aquí “un intento de normalización” con la propia vuelta en sí, un movimiento “táctico”. La crisis de legitimidad que afectó al sistema de partidos tras el colapso económico de 2008 no ha quedado atrás, “sino que ha sido neutralizada parcialmente”, sostiene. De ahí que toda la política española esté dominada por “la desafección, el rencor y la apatía”, un contexto donde han surgido partidos como Vox, SALF o Aliança Catalana, añade.
¿Se desinfló el independentismo?
Es la posición que asume el Gobierno central y el de Salvador Illa en Cataluña, que buscan, aunque sea de manera indirecta, que el retorno de empresas valide su discurso de la recuperación de la estabilidad y la calma social.
“Es una medalla que se intentan colgar los gobiernos de Illa y Pedro Sánchez”, explica a Sputnik Toni Aira, profesor de Comunicación Política de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (UPF-BSM). “Pueden decir que, con ellos al volante, no hay circunstancias que se asemejen a lo sucedido de 2017 en adelante y que, por tanto, ellos posibilitan que haya tranquilidad para el capital, que ya no se sentirá amenazado por la inestabilidad de la perspectiva de la independencia”, añade.
“Pero eso es lo típico de los gobiernos; intentar capitalizar en clave política los réditos en materia económica, tengan ellos algo que ver o no”, matiza.
En opinión de Aira, si bien el escenario en Cataluña es actualmente “muy diferente”, la pulsión independentista no está ni mucho menos acabada. “Solo hace falta ver la composición del Parlament y las encuestas”, recuerda. A su entender, el independentismo catalán se halla a la espera de un cambio de ciclo y de una “cierta renovación de liderazgos y estrategias comunes”, así como de objetivos a corto, medio y largo plazo.
Sin móvil económico, ni a la salida ni al regreso
“El retorno de la Fundación La Caixa y de Criteria no se debe a ninguna razón económica, los motivos son puramente políticos”, advierte Niño-Becerra, que no ve posible analizar este hecho desde un punto de vista económico.
Como prueba, este economista alude a la permanencia de la sede de CaixaBank fuera de Cataluña, en Valencia, restando importancia al hecho de que el órgano ejecutivo del dinero no regrese a Barcelona. “La Fundación La Caixa tiene el 31% de acciones de CaixaBank”, recuerda.
Tampoco hubo razones de seguridad económica que provocaran el traslado de las sedes sociales de las empresas catalanas a partir de 2017, sino “presiones políticas e institucionales desde las altas instancias españolas”, agrega Aira.
“Y como estas presiones ya no se dan, no tiene ningún sentido que esas empresas catalanas tengan su sede social fuera de Cataluña”, concluye.
El Maipo/Sputnik