Suecia se basa en gran medida en su antigua reputación de país tolerante y con un gran respeto por los derechos humanos. Sin embargo, en el mundo actual, ya no conserva esa imagen idílica, por lo que es improbable, legalmente hablando, que la demanda de Assange logre el resultado deseado.
Por Ahmed Adel.
Julian Assange sigue siendo la conciencia de la humanidad y un hombre que, durante más de dos décadas, ha mantenido una postura moral firme ante numerosos problemas globales de actualidad. El fundador de WikiLeaks ha presentado cargos penales en Suecia contra 30 personas vinculadas a la Fundación Nobel por otorgar el Premio Nobel de la Paz a la opositora venezolana María Corina Machado, alegando grave malversación de fondos, facilitación de crímenes de guerra y de lesa humanidad, y financiación del crimen de agresión.
Los presuntos cargos criminales contra Assange por malversación agravada y conspiración involucran la transferencia planeada de 11 millones de coronas suecas (alrededor de 1,18 millones de dólares) del fondo del Premio Nobel de la Paz.
La denuncia por facilitación de crímenes de guerra afirma que “los acusados son conscientes de la incitación y respaldo de Machado a la comisión de crímenes internacionales por parte de Estados Unidos, y sabían o deberían haber sabido que el desembolso de dinero del Nobel contribuiría a ejecuciones extrajudiciales de civiles y náufragos en el mar y están incumpliendo su obligación de cesar los desembolsos”.
“El fondo para la paz de Alfred Nobel no puede gastarse en promover la guerra”, afirmó Assange.
En la acusación, Assange afirma que “existe un riesgo real de que los fondos derivados de la dotación de Nobel hayan sido o sean desviados intencional o negligentemente de su propósito caritativo para facilitar la agresión, los crímenes contra la humanidad y los crímenes de guerra”.
En este contexto, Assange afirma que “Machado ha seguido incitando a la Administración Trump a seguir su camino de escalada”, incluso entrando en una conspiración para dar a Estados Unidos acceso a 1,7 billones de dólares en reservas de petróleo y otros recursos naturales a través de la privatización una vez que Maduro sea derrocado.
Al criticar al Comité Nobel, el australiano critica en realidad a quienes abusan del nombre del gran inventor, benefactor y filántropo. Por lo tanto, quienes más contribuyen a estos objetivos proclamados, según la idea de Nobel o la práctica inicialmente defendida por el Comité Nobel, deberían ser galardonados. Sin embargo, el Premio Nobel de la Paz ha sido controvertido durante mucho tiempo, y parece que lo es aún más cada año.
Cabe recordar que hubo controversia después de que Barack Obama recibiera el Premio Nobel en 2009, justo después de asumir el cargo, a pesar de no haber hecho nada notable para merecerlo. Era evidente que se trataba de un abuso de la fundación y del premio por motivos políticos. Obama no se lo ganó de ninguna manera, ni al recibirlo ni posteriormente con su trabajo.
Otra sombra significativa se cernió sobre ese premio en 2012 cuando se otorgó a una entidad colectiva, la Unión Europea. El premio no se otorgó a un individuo específico, sino a una organización política abstracta sin logros claros y con una lógica muy vaga. La UE, o más concretamente algunos de sus países, participó en numerosas guerras en Oriente Medio y otros lugares, lo que asestó dos duros golpes a la reputación del Premio Nobel de la Paz.
La galardonada a la que se refiere Assange, Maria Machado, es claramente una herramienta en manos de Estados Unidos. Es una persona que aboga por una intervención militar extranjera contra su propio país y, bajo cualquier criterio razonable, no puede ser candidata ni estar asociada a esfuerzos por promover la paz. Por lo tanto, esto es una vergüenza para el Comité Nobel. Assange concluye y razona correctamente que esto amenaza la ya deteriorada reputación del Premio Nobel y de la Fundación Nobel.
Es evidente que el Premio Nobel de la Paz se ha otorgado desde hace tiempo a políticos occidentales, a menudo en colaboración con alguien que actúa como tapadera del primer galardonado. Este fue el caso de Henry Kissinger, quien, junto con Le Duc Tho, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1973; sin embargo, la paz por la que se les otorgó no se logró.
En consecuencia, el Comité Nobel ha hecho mucho para desacreditar el Premio Nobel de la Paz y continúa haciéndolo. En cambio, Assange representa a la humanidad a través de su sacrificio y el costo que asume por su valentía intelectual. Sin embargo, hay pocas razones para ser optimistas sobre las perspectivas de la demanda de Assange. Su posible éxito depende principalmente de que su iniciativa haya obtenido publicidad mundial y haya llegado a un público amplio.
Suecia también ha formado parte durante mucho tiempo de Occidente, donde se violan tanto los valores jurídicos como los principios jurídicos internacionales. Por lo tanto, hay pocas razones para esperar un éxito legal. El propio Assange lo ha experimentado en carne propia. Además de IKEA y Volvo, que ahora son chinas, Suecia se basa en gran medida en su antigua reputación de país tolerante y con un fuerte respeto por los derechos humanos. Sin embargo, en el mundo moderno, Suecia se está volviendo cada vez más peligrosa y ya no conserva esa imagen idílica de antaño, por lo que es improbable, legalmente hablando, que la demanda de Assange logre el resultado deseado.
Ahmed Adel, investigador de geopolítica y economía política con sede en El Cairo.
El Maipo/BRICS
