El peso histórico de las elites y su influencia en la política actual.
Por Daniel Aguirre Román.
¿Por qué la elite chilena ha mantenido su poder desde la colonia hasta nuestros días? ¿Qué peso tienen hoy los antiguos linajes que llegaron con los conquistadores? ¿Y cómo influyen en la elección presidencial que se definirá este domingo? Estas son algunas de las interrogantes que respondió el Doctor en Sociología, Académico e Investigador Patricio Altamirano —, especialista en el estudio de las elites chilenas, quien conversó con El Maipo sobre los orígenes, continuidad y vigencia de estas estructuras de poder.
Una mirada poco explorada: estudiar a quienes mandan
Patricio Altamirano ha dedicado su carrera a investigar a la clase alta chilena. Autor de “La casta Larraín en la burguesía chilena”* y de otros estudios sobre élites, concentración económica y reproducción histórica del poder, a diferencia de autores como Gabriel Salazar, enfocados en analizar la historia del país desde el punto de vista de los sectores populares, Altamirano explica que escogió estudiar a la clase dominante, porque “si uno quiere criticar a la elite, tiene que saber cómo es la elite”.
A su juicio, en Chile existen muy pocos trabajos que describan de manera sistemática a este grupo social, incluso menos que en otros países de América Latina. “Hay muy pocos autores que trabajen la clase alta. Y como hoy existe el discurso de que no hay clases sociales ni burguesía, la intelectualidad dejó de mirar este tema”.
Cuenta que, siendo parte de la izquierda, vio allí un vacío académico. “Si la izquierda quiere desplazar a la clase alta, debe conocerla”, afirma. Por eso orientó toda su formación sociológica a investigar a estos grupos, sus redes familiares, su educación y su continuidad histórica.
La elite chilena marcada por la continuidad colonial
Uno de los ejes de su obra es que la elite chilena mantiene un nivel de continuidad que no existe en otros países, “Chile es el único país de América Latina donde las castas coloniales siguen en el poder”. Apellidos como Oyarzún, Irarrázabal, Vicuña, Narváez, Larraín, provenientes de un pequeño pueblo vasco en el siglo XVI, siguen presentes en la política, en ministerios, en el poder judicial y en grandes grupos económicos. A diferencia de Estados Unidos —donde ninguno de los linajes de los “padres fundadores” permanece en los grupos de poder actuales— en Chile se pueden rastrear familias desde el Congreso de 1814 hasta el Parlamento actual.
El rol de los mayorazgos: la base del poder económico
El académico explica que estas castas se consolidaron a través de los mayorazgos, instituciones de la época colonial que impedían dividir las tierras entre los herederos, concentrando grandes extensiones agrícolas y poder económico.
“En Chile hubo alrededor de 17 mayorazgos. El más persistente es el de los Larraín y sus alianzas con los Errázuriz, Lecaros, Cerdas y Rojas. Es un poder que se ha mantenido hasta hoy”.
Esta estructura habría permitido una rápida centralización del capital, generando una elite “hermética”, con baja movilidad social, que estudia en los mismos colegios, se casa entre sí y ocupa cargos públicos estratégicos.
La influencia actual: centros de estudio y modelamiento político
Sobre la elección presidencial, sostiene que la elite económica —en particular el grupo Larraín-Mate— no tiene hoy un candidato propio, pero sí una capacidad enorme de modelar gobiernos desde fuera. “No les importa si gana Jara o Kast. Igual van a formatear ambos proyectos mediante los centros de estudio y el Parlamento”.
Menciona tres “think tanks” vinculados al clan Larraín-Mate: CEP, Horizontal y Pivotes, que operan como articuladores ideológicos de Chile Vamos y sectores republicanos. A su juicio, los grandes empresarios no apoyan abiertamente a Kast, pero buscan influir en cualquier administración a través de estas redes.
Meritocracia, cultura y control simbólico
El académico sostiene que la elite chilena ha logrado instalar con eficacia una narrativa meritocrática que impide cuestionar la estructura de clases. “La gente cree que si estudia le irá bien, pero la estructura está bloqueada. Consumimos cultura hollywoodense, humor que relaja pero no moviliza, música que no genera identidad”.
Afirma que la elite “produce cultura” y favorece expresiones que no cuestionen el orden
Lo que viene: un escenario social tenso
Consultado por el panorama futuro, advierte que un eventual gobierno de Kast enfrentará fuertes presiones desde su propia base electoral, que exigirá castigos y mano dura contra casos de corrupción, sin distinguir sectores.
“Si Kast comete un error, o si alguien de su coalición cae en corrupción, puede haber un reventón social fuerte, porque lo que hay hoy es bronca sin proyecto político”.
La conversación con el académico deja en evidencia que, para él, la historia de Chile no es solo un relato del pasado, sino una estructura que sigue influyendo en la distribución del poder y en las posibilidades de movilidad social. Su análisis plantea que estas castas han mantenido una presencia constante desde la colonia hasta la actualidad, y que su peso continúa siendo determinante en la política y la cultura.
El desafío que queda abierto es comprender cómo estas dinámicas heredadas dialogan con una sociedad que cambia, y qué espacios de transformación pueden surgir en ese cruce entre tradición y demandas contemporáneas.
El Maipo
- “La casta de los Larraín en la burguesía chilena” publicado por OjoEditores.



