“Triunfar en la vida no es ganar, es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae. Si algo vale la pena dejar como legado, es el ejemplo de no rendirse nunca.” (Octubre 20 de 2020)
José Mujica, ex presidente de Uruguay y referente mundial por su incansable lucha por la igualdad, los derechos humanos y una vida austera, falleció este martes a los 89 años. Conocido cariñosamente como “Pepe”, Mujica deja tras de sí un legado profundo y atípico en la política contemporánea, marcado por la coherencia entre su discurso y su forma de vivir.
Ex guerrillero tupamaro, Mujica pasó casi 15 años preso durante la dictadura militar que gobernó Uruguay entre 1973 y 1985, gran parte de ese tiempo en condiciones infrahumanas, aislado en calabozos y sometido a torturas físicas y psicológicas. Aquella experiencia no lo doblegó. Por el contrario, forjó en él una visión del mundo más empática y comprometida con los más desfavorecidos. “El odio termina estupidizando”, solía decir, refiriéndose a ese periodo de su vida con una mezcla de dolor y aprendizaje.
En 2010 llegó a la presidencia de Uruguay, cargo que ocupó hasta 2015. Desde allí impulsó una agenda progresista que incluyó la legalización del matrimonio igualitario, la regulación del cannabis y profundas reformas en educación y vivienda.
Siempre rechazó los privilegios del poder: donaba gran parte de su sueldo a obras sociales, vivía en su chacra de las afueras de Montevideo y manejaba su viejo Volkswagen Escarabajo, símbolo de su estilo de vida sobrio y cercano al pueblo.
Mujica no solo fue un líder para Uruguay; fue una voz crítica a nivel internacional contra el consumismo, la desigualdad y la degradación ambiental. En foros como la ONU o la Cumbre Río+20, su mensaje resonó con fuerza entre las nuevas generaciones, a quienes siempre instó a no dejarse seducir por el poder y el dinero. “No somos libres cuando consumimos sin parar. Somos más libres cuando tenemos tiempo para vivir”, fue uno de sus discursos más recordados.
Incluso retirado de la vida política activa, Mujica siguió siendo un faro ético para muchos jóvenes dentro y fuera de América Latina. Sus palabras, cargadas de humildad y sabiduría popular, lo convirtieron en una figura transversal, admirada por personas de distintas ideologías.
El presidente de Uruguay, junto a autoridades de todos los sectores, ha decretado duelo nacional. Miles de uruguayos ya se congregan en la capital para despedir a un hombre que vivió como pensó, y pensó siempre en los demás.
Hoy, el mundo despide no solo a un expresidente, sino a un símbolo de coherencia, justicia y humanidad. José Mujica se va, pero su ejemplo queda sembrado en millones de corazones.
“Ser libre es gastar la mayor cantidad de tiempo de nuestra vida en aquello que nos gusta hacer. La libertad es tener tiempo para vivir.” — José Mujica
El Maipo