El expresidente peruano, Alejandro Toledo, fue encarcelado hoy tras una agotadora jornada que comenzó con su llegada al país, extraditado desde Estados Unidos para su juzgamiento por corrupción.
Doce horas después de pisar tierra peruana, el exgobernante quedó solo en su ambiente, más cómodo que una simple celda, con dos o tres habitaciones y 800 metros cuadrados a su disposición, con lo que culminó un proceso iniciado hace más de cinco años.
Un helicóptero trasladó al preso desde un cuartel policial limeño y aterrizó en el campo de fútbol de una extensa base de fuerzas especiales de la Policía, ubicada en el este de la ciudad y en cuyo perímetro se encuentra el presidio Baradillo, reservado para exaltos funcionarios de Estado, al que fue llevado en una patrulla.
Poco antes, un comunicado del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) confirmó que el extraditado fue calificado por el respectivo comité encargado de esa tarea, para que cumpla en Barbadillo la prisión preventiva de 36 meses que dictaminó tiempo atrás un juez.
El informe precisa que Toledo no recibirá visitas “hasta que el Consejo Técnico Penitenciario del penal determine los días y horarios de dichas visitas, asi como las medidas de seguridad necesarias para salvaguardar la seguridad integral del interno y del centro penitenciario”.
La medida implica que el exgobernante permanecerá aislado, pues si bien los expresidentes Alberto Fujimori y Pedro Castillo son los otros dos ocupantes del presidio, no hay comunicación entre ellos.
En el tiempo transcurrido ante de la llegada al penal, el exgobernante (2001-2006) fue sometido a trámites migratorios, controles de identidad y chequeos médicos en la sede policial del aeropuerto limeño.
Los planes oficiales eran realizar todos los trámites en la terminal aérea para trasladarlo directamente de allí al presidio en helicóptero, pero la jueza superior encargada de verificar los datos de Toledo y comunicarle sus derechos, exigió que la diligencia se hiciera en una sede del Poder Judicial, en el Centro Histórico de Lima.
Hasta allí fue trasladado el detenido en una caravana de automóviles, y, según su abogado Roberto Su tuvieron que permanecer más de tres horas, porque el fiscal tardó en llegar y demoró también la presentación de un documento para una audiencia de solo 15 minutos.
Luego la caravana enfiló hacia el cuartel policial, donde esperaba el helicóptero, pero allí la demora fue de varias horas, lo que generó especulaciones de la prensa sobre una posible descompensación de Toledo.
Fuente: El Maipo/PL