Luego de la formidable presentación de uno de los mayores exponentes de los ritmos Centroamericanos y del Caribe, el portorriqueño Marc Anthony, correspondió el turno al humorista venezolano George Harris. Y es en este momento cuando comenzó la otra parte infaltable en esta cita festivalera, la polémica, que esta vez recayó en el comediante venezolano residente en Miami.
No pocos humoristas han debido someterse a la pifiadera y el rechazo del monstruo porque sus rutinas no lograron hacer sonreír al público obligándolos a detener sus actuaciones de manera abrupta, como es el caso de; Daniel Muñoz con su personaje El Carmelo, la comediante Natalia Cuevas, el profesor Salomón y Tutu-Tutu, Vanessa Müller, Ricardo Meruane en dos oportunidades, Jani Dueñas, y otros que ya pasaron al olvido por rutinas que no fueron del agrado del público.
Georges Harris no fue la excepción a la regla, su humor no alcanzó a dar con la tecla necesaria para lograr la atención y sacar una sonrisa del monstruo, el que, además, fue provocado por el mismo comediante a través de sus alusiones durante la misma función, con frases como: “Me da risa el que está pitando. Ojalá tú tengas la carrera que tengo yo. Tengo 20 años haciendo esto. Y aquí en tu país, con toda la rabia que te da que yo esté aquí, llené el Movistar. Cállate“
Los animadores de esta noche de festival, Rafael Araneda y Karen Doggenweiler, tampoco se quedaron atrás, recomendando al humorista en medio de su actuación que no continuara polemizando desde el escenario con el público. Quizá el error fue dejar continuar al artista venezolano ya que a todas luces ya no podría existir una reconciliación con el monstruo.
El público de anoche no fue xenófobo, solo se expresó, como siempre lo ha hecho, a rutinas que no han sido lo suficientemente estudiadas para el certamen, y en esta oportunidad, una rutina que fue dispersa, sin coherencia y cometer el grave error al no existir los remates esperados, ese que nunca llegó.
Pero la polémica no termino allí, la fanaticada de Harris presente en la Quinta Vergara tampoco contribuyó a mejorar los ánimos, generando en ocasiones álgidas discusiones en la galería y platea con quienes rechazaban la actuación del comediante. Lo demás ya es historia.
El Maipo