Por Juan Lehmann
El Gobierno argentino excluyó a la firma china Shanghai Dredging Company de la lista de aspirantes a quedarse con el control de una de las obras de infraestructura más relevantes para el país austral. “Las consecuencias de este gesto son aún inciertas”, dijo a Sputnik el analista Sebastián Schulz.
El Gobierno de Javier Milei dio un fuerte gesto contra Pekín al dejar fuera de competencia por la licitación de una obra estratégica a una empresa estatal china. La firma Shanghai Dredging Company fue excluida de la lista de aspirantes a quedarse con la licitación para ampliación y modernización de la Hidrovía Paraná-Paraguay, ruta por donde sale más del 80% de las exportaciones del país austral.
La marginación del gigante asiático quedó reflejada en los pliegos para la concesión de la Vía Navegable Troncal, donde figura —en el artículo 16— que quedará descartada “toda persona jurídica que sea controlada, directa o indirectamente por Estados soberanos o agencias estatales, en el capital, en la toma de decisiones o de cualquier otra forma”.
El texto parece un traje hecho a medida para dejar fuera de juego a la competidora asiática, que es filial de la China Communications Construction Company, que —bajo la administración de la República Popular China— desempeñó un rol fundamental en el desarrollo del plan de infraestructura comprendido en la iniciativa de la Franja y la Ruta.
Si bien la propiedad de la firma Shanghai Dredging Company es de mayoría estatal, cotiza en bolsa y tiene como socios a bancos y fondos de inversión tales como BlackRock y JPMorgan. Con presencia en más de 30 países, constituye una de las empresas más relevantes dentro de China.
Lo que está en juego es de primordial relevancia para Buenos Aires. La Vía Navegable Troncal conocida como la hidrovía Paraná-Paraguay abarca un trayecto de más de 1.600 kilómetros y desempeña un papel vital tanto para Argentina como para Brasil, Paraguay y Uruguay, cuyos Estados firmaron en 1992 un tratado destinado a felicitar la navegación y el comercio a través de la misma.
Tras el vencimiento de la concesión para el dragado de la hidrovía —hasta entonces en manos de las firmas Jan de Nul y Emepa—, a mediados del 2021, la puja por el control de la obra ha abierto fuertes tensiones entre los cinco competidores, entre los cuales la Shanghai Dredging Company destacaba como una de las favoritas.
El contundente gesto del Gobierno argentino llega apenas días después de que el presidente Milei tuviera su primera reunión bilateral con su par chino, Xi Jinping, en el marco de la cumbre del Grupo de los 20, tras meses de tensiones producto de los descalificativos proferidos por el libertario. Del futuro de la relación bilateral dependen instancias claves para Buenos Aires, tales como la sostenibilidad del swap intercambio de monedas con Pekín o la inversión en infraestructura estratégica centrada en hidroeléctricas.
Tensar la cuerda
“Sin lugar a dudas esto afecta directamente la relación con Pekín”, dijo a Sputnik el analista internacional Sebastián Schulz. De acuerdo al experto, “las consecuencias son inciertas, y ahora resta ver cómo hará el Gobierno argentino para no arriesgar la relación cordial con China, que es producto de una política de Estado de más de 20 años”.
“China apuesta a construir una relación de largo plazo con Buenos Aires, y por eso es cuidadosa de no romper el vínculo pese a los gestos de Milei. Sin embargo, es previsible que esa cordialidad tenga un límite“, afirmó el sociólogo.
Visto desde Buenos Aires, el principal foco de preocupación remite tanto a la sustentabilidad del swap —equivalente a 5.000 millones de dólares, cifra de peso considerable en las débiles reservas de divisas del Banco Central argentino— como a la sostenibilidad de la presencia de inversiones provenientes del gigante asiático.
“Creo que ahora el Gobierno chino va a ir evaluando mes a mes iniciativas como el swap, que es fundamental para la estabilidad financiera de Argentina. Este es un gesto muy relevante por parte de Milei, quien había cesado en su agresión”, apuntó Schulz.
“Hay que destacar que ambos países comparten intereses: Argentina es el tercer proveedor de alimentos de China, desde donde importa varios de sus productos, lo que la convierte en su mayor socio comercial. No creo que esa relación económica se resienta, a menos que se plantee una amenaza desde Estados Unidos para limitarlo“, afirmó el analista.
El grito del norte
Para Schulz, la decisión del Ejecutivo argentino resulta inescindible de su abierto encolumnamiento detrás de Estados Unidos en materia geopolítica. “Es evidente que la victoria de Donald Trump dio a Milei cierta garantía para radicalizar su política exterior y terminar de alinearla directamente con Washington. Era esperable un viraje drástico que terminara de enfriar la relación con China”, apuntó.
De acuerdo al sociólogo, la hidrovía en cuestión desempeña un “papel fundamental como medio de comercio para el Cono Sur, y por eso la Casa Blanca pone el ojo allí. Trump ha dicho que quiere recuperar su influencia en Sudamérica, y en base a esa perspectiva ahora la región va a ser mucho más relevante para la Casa Blanca”.
“Milei estaba esperando un triunfo de Trump para terminar de radicalizarse. Aliado al republicano, veremos a un Gobierno argentino mucho más recostado en Washington, que jamás iba a permitir que una empresa china quedara a cargo de esta ruta estratégica“, consideró Schulz.
El Maipo/Sputnik
