(Ciudad del Vaticano) Miles de fieles desafiaron este jueves la intensa lluvia que azota Roma desde hace días para congregarse en la Basílica de San Pedro y acompañar al Papa León XIV en su primera Navidad como Sumo Pontífice.
El pontífice presidió la misa del día de Navidad, una celebración poco común que no se realizaba en esta fecha desde 1994 con Juan Pablo II. Posteriormente, desde el balcón central de la basílica, impartió el tradicional mensaje navideño y la bendición ‘Urbi et Orbi’ a los católicos de todo el mundo.
León XIV, elegido en mayo pasado tras la muerte del Papa Francisco el 21 de abril, centró su homilía en el misterio de la Encarnación y la fragilidad humana. El Santo Padre reflexionó sobre cómo el Verbo de Dios se manifiesta paradójicamente como un recién nacido sin palabras, representando la desnudez radical de quienes hoy carecen de voz y dignidad.
“La carne humana requiere cuidado, solicita acogida y reconocimiento, busca manos capaces de ternura y mentes dispuestas a la atención, desea palabras buenas“, afirmó el pontífice.
Denuncia de conflictos actuales
León XIV conectó el mensaje navideño con los dramas contemporáneos, mencionando las tiendas de campaña en Gaza expuestas al frío y la lluvia, los desplazados y las personas sin hogar. Con especial énfasis, denunció las heridas de los conflictos actuales y lamentó la situación de los jóvenes en el frente, cuyas vidas son marcadas por “la insensatez de lo que se les pide y la mentira que impregna los rimbombantes discursos de quien los manda a morir”.
Inspirándose en el magisterio de su predecesor Francisco, el Papa instó a los fieles a no mantener una “prudente distancia” de las llagas del Señor y a tocar la carne sufriente de los demás.
“Cuando la fragilidad de los demás nos atraviesa el corazón, cuando el dolor ajeno hace añicos nuestras sólidas certezas, entonces ya comienza la paz”, declaró.
Llamado a la conversión y el diálogo
El Santo Padre destacó que la paz de Dios “nace de un sollozo acogido, de un llanto escuchado; nace entre ruinas que claman una nueva solidaridad, nace de sueños y visiones que, como profecías, invierten el curso de la historia”.
Al final de su prédica, León XIV hizo un llamado a transformar los monólogos en diálogos de escucha. “Habrá paz cuando nuestros monólogos se interrumpan y, fecundados por la escucha, caigamos de rodillas ante la carne desnuda de los demás“, concluyó, poniendo a la Iglesia bajo la guía de la Virgen María.
Debido a la gran afluencia de fieles que excedió la capacidad del templo, muchos siguieron la eucaristía desde la plaza a través de pantallas gigantes, testimoniando así la expectativa que genera el primer mensaje navideño de León XIV como líder de la Iglesia Católica.
El Maipo
Imágenes: Vatican@media
