Viernes, Noviembre 14, 2025

Comunidades forestales en Brasil piden reconocimiento en la COP30

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(Belém) Cientos de comunidades forestales marcharon en esta ciudad para pedir que Brasil reconozca hoy sus territorios y su papel esencial en la conservación de la selva durante las discusiones climáticas de la COP30.

Con el lema «La muerte del bosque es el fin de nuestra vida», recolectores de recursos naturales, habitantes de las riberas de los ríos y otras colectividades tradicionales exigieron durante la peregrinación que sus comarcas y forma de vida sean registradas como una parte esencial en la lucha contra el cambio climático.

Llamada Marcha de las Porongas (lámparas de queroseno), la caminata iluminó la ciudad con los pequeños faroles usados desde hace décadas por los recolectores de caucho para moverse en la selva.

Tales luces se convirtieron en símbolo histórico de la organización creada por Chico Mendes en la década de 1970 para defender la Amazonia.

La movilización reunió a trabajadores que viven de la recogida de caucho, nueces amazónicas, pesca artesanal y actividades agroforestales.

Todos ellos dependen directamente del bosque, los ríos y las costas para sobrevivir.

«Para nosotros, el territorio es parte de nuestro cuerpo. Si la selva o los ríos están enfermos, nosotros también», dijo Letícia de Moraes, vicepresidenta del Consejo Nacional de Poblaciones que Viven del Bosque (CNS).

Según esta organización, las reservas y asentamientos donde viven estas comunidades protegen más de 42 millones de hectáreas de selva y almacenan alrededor de 25,5 mil millones de toneladas de dióxido de carbono (CO₂), una cantidad equivalente a 11 años de emisiones de Brasil.

En la XXX Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima (COP30), que entra este viernes en su quinta jornada, el líder comunitario Joaquim Belo actúa como representante de estas poblaciones.

Su principal objetivo es que los servicios que prestan al país, como conservar bosques, evitar la deforestación y mantener el carbono almacenado en la vegetación sean reconocidos como acciones oficiales de mitigación climática.

La marcha comenzó en la Praça Eneida de Moraes y terminó en Aldeia Cabana, donde el CNS entregó a la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, un documento con sus demandas.

Entre ellas, que estas áreas sean incluidas formalmente en los compromisos climáticos de Brasil (las llamadas NDC) y que reciban más apoyo para vigilancia comunitaria, manejo sostenible y protección territorial.

Silva, quien también nació en una familia de recolectores de caucho, recordó esa historia. «El modo de vida de ustedes ya ayuda a resolver el problema climático. Su conocimiento protege el bosque, la biodiversidad y captura carbono», afirmó.

Pero advirtió que «las políticas públicas necesitan crecer y fortalecerse».

El Maipo/PL

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