Miércoles, Noviembre 12, 2025

Derrota militar no enterró la ideas y la lucha por la independencia de Puerto Rico

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(San Juan) La derrota militar de la Insurrección Nacionalista de 1950, cuando se proclamó la República de Puerto Rico un día como hoy, no ha enterrado la vocación de lucha de los puertorriqueños por su independencia.

El intelectual Alejandro Torres Rivera aseguró que “por eso nos sentimos victoriosos, por eso creemos que la sangre de cada mártir alimenta la semilla de liberación en nuestro pueblo; por eso, precisamente, la Insurrección Nacionalista de 1950 no es un capítulo cerrado, separado o superado por la historia”.

La gesta del Partido Nacionalista de Puerto Rico-Movimiento Libertador, liderado por Pedro Albizu Campos (1891-1965), “no sólo fue un acto de guerra contra el poder interventor de Estados Unidos en Puerto Rico, sino el resultado de una multiplicidad de eventos que, como témpano de hielo, se desplaza y navega en nuestra conciencia colectiva como pueblo y como nación”, subrayó.

El también expresidente del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, destacó que este acontecimiento se inició días antes de aquel 30 de octubre de 1950 en Jayuya, precedido por múltiples arrestos y enfrentamientos entre nacionalistas y la policía.

Este jueves, Heriberto Marín, sobreviviente de la gesta junto a su pariente Edmidio Marín Pagán, encabezó en el barrio Coabey los actos conmemorativos.

Torres Rivera refirió que la respuesta del gobierno de Estados Unidos al desafío nacionalista condujo en la década de 1930 al enjuiciamiento y encarcelamiento de Albizu Campos y el liderazgo nacionalista luego de un segundo procedimiento judicial amañado en la Corte de Distrito Federal en Puerto Rico.

“El tribunal imperial en Puerto Rico les condenó por conspiración sediciosa para derrocar al gobierno de Estados Unidos y extinguida su condena y la de sus compañeros, Albizu Campos regresó a Puerto Rico el 15 de diciembre de 1947 para inmediatamente continuar la tarea conspirativa iniciada desde la década anterior”, expuso el intelectual boricua.

Con el propósito de captar la atención de la comunidad mundial hacia el caso de Puerto Rico y de evidenciar que no se trataba de una lucha de puertorriqueños contra puertorriqueños, a la par que se desarrolló el levantamiento insurreccional en Jayuya, el 1 de noviembre de 1950 un Comando Nacionalista integrado por Griselio Torresola Roura y Oscar Collazo atacó la Casa Blair, residencia temporal en Washington del entonces presidente estadounidense, Harry S. Truman.

Torres Rivera detalló en el programa Ventana al Mundo, que realiza semanalmente por WKAQ Radio 580 junto al periodista Nelson del Castillo, que luego de los sucesos relacionados con la insurrección nacionalista de 1950, se desató una gran represión contra el movimiento independentista en Puerto Rico.

“La represión incluyó también independentistas no afiliado al Partido Nacionalista y a integrantes del Partido Comunista Puertorriqueño, mas es importante consignar que a pesar de su derrota militar en la gesta insurreccional de 1950, el nacionalismo no cesó en su propuesta de lucha libertaria y se dedicó a preparar las condiciones para un nuevo enfrentamiento con el gobierno de Estados Unidos en Puerto Rico”, amplió el abogado sindical.

Contrario a algunas nociones históricas que han pretendido oscurecer el significado y alcance de dichos sucesos, apuntó Torres Rivera, la Insurrección Nacionalista de 1950, el ataque a la Casa Blair el 1 de noviembre de 1950 y, más adelante, el ataque al Congreso el 1 de marzo de 1954, se inscriben dentro del contexto de un difícil y complejo proceso organizativo llevado a cabo por el Partido Nacionalista dirigido aproclamar la independencia de Puerto Rico.

Ciertamente, precisó, la insurrección constituyó un acto heroico llevado a cabo por personas, que si bien sabían las dificultades que había para lograr prevalecer en la lucha, estuvieron dispuestas a sacrificar sus vidas y su libertad para denunciar la condición colonial de Puerto Rico y reclamar el derecho del pueblo a la independencia.

Como respuesta, la Guardia Nacional Aérea de Estados Unidos en el país bombardeó varios de los pueblos del centro de esta isla caribeña, y al final hubo un saldo de 21 nacionalistas muertos, además de ocho policías y militares.

“La semilla, regada con la sangre de mártires y combatientes que con honor, dignidad, valor y sacrificio cumplieron con el llamado a las armas, es lo que nos ha permitido al día de hoy saborear y apreciar ese deseo de libertad y esa voluntad para alcanzarla; es la semilla que hoy expresamos, reafirmamos y fructifica en cientos de luchadores desde todas las trincheras de lucha”, resumió Torres Rivera.

Resaltó el concepto ético que el nacionalismo inculcó, ese sentido de cumplimiento del deber supremo con nuestro pueblo, la reafirmación de nuestra nacionalidad, la búsqueda incesante de nuestro propio espacio como nación latinoamericana y caribeña en un mundo cada vez más globalizado, y la solidaridad necesaria en la misma, constituyen valores sin los cuales seríamos poco más que una tribu o conglomerado amorfo de personas en búsqueda de su definición.

“Somos un pueblo que ha sabido aportar a la historia de los procesos políticos anticoloniales ejemplos que sirven de acimut a generaciones presentes y futuras; nuestra única patria y nación es Puerto Rico”, ratificó.

El Maipo/PL

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