(París) La justicia fiscal y el reclamo de gravar a las grandes fortunas continúan hoy en Francia como focos de atención en las discusiones sobre el presupuesto 2026, con el Gobierno bajo presión del Partido Socialista (PS).
El proyecto de Ley de Finanzas presentado por el primer ministro Sébastien Lecornu entró en su cuarto día de debates en la Asamblea Nacional, donde la izquierda, y en particular los socialistas, busca incorporarle la tasa Zucman, una iniciativa destinada a establecer un impuesto mínimo del dos por ciento a los patrimonios mayores de 100 millones de euros.
El oficialismo, los conservadores y la oposición de extrema derecha rechazan el gravamen bajo el argumento del daño que podría causar en las inversiones, mientras que las encuestas reflejan un amplio apoyo de la población a la tasa.
La víspera, el PS anunció una nueva variante en su propuesta, que ya no fijaría un aporte del tres por ciento de los más ricos (fortunas de más de 10 millones de euros), y dedicaría los esfuerzos a recaudar entre cinco mil y siete mil millones de euros de la clase pudiente, lejos de la meta de 15-25 mil millones del impuesto Zucman original.
Ante las reticencias, la opción divulgada exceptuaría del aporte a las empresas estratégicas, como las innovadoras y las familiares.
El líder de los socialistas, Olivier Faure, dio como plazo los días finales de esta semana para que el primer ministro acepte potenciar la justicia fiscal en el presupuesto, en un contexto en el cual el Gobierno busca con desespero recortes y ahorros para lidiar con el deterioro de las finanzas públicas, pero sin ir mucho a la austeridad evidente, denunciada por la oposición en sus diversos colores.
Durante las discusiones de ayer en la Asamblea Nacional, los diputados aprobaron una enmienda del oficialismo que grava en mayor medida los beneficios de las empresas, lo que significa pasar del objetivo de recaudar cuatro mil millones de euros a seis mil millones, maniobra asumida como un guiño al PS.
Consciente de su fragilidad, el primer ministro negocia con el PS, fuerza que evitó hace unos días, por apenas 18 votos, su caída por una moción de censura, después de que el jefe de Gobierno cediera ante el reclamo de suspender la reforma de la jubilación, congelada hasta enero del 2028.
Otras organizaciones opositoras acusan a Lecornu de convertirse en un rehén del partido del puño con la rosa, y ya el ala conservadora de la política francesa anunció que en el Senado restituirá la reforma del retiro y su polémica extensión de 62 a 64 años en la edad de jubilación.
Esta mañana, la vocera gubernamental, Maud Bregeon, subrayó el rechazo del oficialismo a la tasa Zucman y afirmó que ninguna fuerza en la Asamblea Nacional está en condiciones de lanzar ultimatos.
Francia tendrá un presupuesto que no será “ni socialista, ni macronista, ni republicano (en alusión al partido conservador Los Republicanos”, aseveró.
Por su parte, el diputado de La Francia Insumisa Éric Coquerel, quien preside la Comisión de Asuntos Económicos, mostró su confianza en que el proyecto de Ley de Finanzas impulsado por el Gobierno fracasará.
Ya la citada Comisión votó contra el presupuesto 2026, en una verdadera carrera parlamentaria contrarreloj para dotar al país del mismo antes del 31 de diciembre.
El Maipo/PL



