El primer ministro de Nueva Zelanda, Christopher Luxon, admitió que es improbable que el Gobierno logre una reducción en los gravámenes del 15% que Washington ha aplicado a los productos neozelandeses desde el 1 de agosto, un 5% más de lo establecido originalmente.
Si bien la gestión de Nueva Zelanda informó que empezaría a negociar una reducción de la cifra y enviaría en las próximas semanas a Washington a su ministro de Comercio, Todd McClay, el primer ministro Luxon ha dicho a Radio New Zealand que no creía que los aranceles fueran a ser rebajados.
“Para nosotros, en esencia, se trata de asegurar un diálogo continuo con los estadounidenses”, declaró el mandatario. “No creo que vaya a cambiar nuestra situación en términos arancelarios; el presidente y la Administración están muy decididos a ello“.
Pese a que el Gobierno ha querido minimizar el impacto en la economía de los aranceles a los productos exportados a EEUU, el opositor Partido Laborista emitió una declaración afirmando que el aumento de los aranceles fue un “fracaso rotundo” de las capacidades diplomáticas de la actual Administración, dado que otros países habían logrado llegar a un acuerdo para rebajar o posponer los gravámenes.