Durante el cierre del encuentro de jóvenes, pequeños/as agricultores asociados a la Agricultura Familiar Campesina e Indígena del país, evento convocado y organizado por Movimiento Unitario Campesino y Etnias de Chile, MUCECH, nuestro medio digital elmaipo.cl, tuvo la ocasión de conocer y conversar con los nuevos actores de la agricultura chilena, los jóvenes productores y productoras que se hicieron presentes a través de sus delegados venidos desde la austral Magallanes hasta el norte Ariqueño.
Allí, elmaipo.cl, conversó con Eduardo, Marlen y Nibaldo, quienes representan a tres etnias e historias distintas, tres jóvenes rurales que habitan lugares muy distantes entre uno y otro, pero que no les impidió establecer el dialogo transparente, la construcción de puentes de colaboración, el traspaso de conocimientos y experiencias sobre el tema que los une e identifica, su inmenso amor al trabajo campesino y a la defensa de la tierra.
Cambio climático y escases de agua para un pueblo originario
Eduardo Almanez de 22 años, perteneciente al pueblo Diaguita, habita las tierras ancestrales de sus antepasados en la región de Coquimbo en la localidad de Camarico Viejo, cercano al Valle del Encanto. De profesión diseñador gráfico, nos señaló que finalmente optó por volver a trabajar la tierra, a profundizar en el aprendizaje del conocimiento y la experiencia de sus antepasados de la rica herencia cultural de su pueblo, y que a través de su profesión espera retribuir el enorme esfuerzo de su familia poniendo mayor valor a la producción de sus árboles frutales y hortalizas, en una zona que ha sido duramente maltratada por la falta de agua, factor marca las profundas desigualdades en el mundo rural.
De la misma manera, Eduardo nos señaló que tiene la idea, proyecto ya se encuentra en estado avanzado, el de impulsar junto a los pequeños/as productores de su localidad la construcción de una marca que los identifique, los distinga a fin de dar un mayor valor agregado a sus productos, hecho que sin duda contribuirá a mejorar el posicionamiento de sus productos y abrir a través de las herramientas y plataformas digitales la apertura de nuevos negocios y mercados.
Mujer, resiliencia y trabajo de una campesina.
Para Marlen Figueroa Zoro, la situación es bastante distinta, ella y su familia es parte de aquellas pequeños/as parceleros/as que fueron víctimas del voraz incendio que afectó la región de Valparaíso en el mes de febrero de este año, particularmente en la zona campesina agrícola sector El Patagual de Villa Alemana.
Con pérdidas de casi del 100% de la casa habitación, galpón, bodegas, viveros y animales, fuente de ingreso de una familia compuesta por 4 mujeres, debieron realizar monumentales esfuerzos para lograr nuevamente salir adelante en una tierra quemada, arrasada por el incendio. Siniestro que les llegó desde el sector Los Molles, a poco menos de 15 kilómetros de su parcela, arrasando con todo a su paso y sin poder contar con la ayuda de Bomberos y las Brigadas de CONAF por las dificultades de acceso al lugar nos señaló.
Marlen nos relata que con la ayuda de INDAP e iniciar su desarrollo al interior de la organización campesina, ella y su mamá, han logrado nuevamente poner en pie su parcela, trabajando fuertemente las dos en la recuperación de los suelos y el desarrollo de sus viveros donde ya están produciendo árboles frutales, plantas y árboles ornamentales, plantas medicinales, nativos y plantas de interior por ahora.
A diferencia de sus dos hermanas mayores, esta joven campesina nos señaló que ella regresó al campo luego de cursar casi dos años de ingeniería ambiental en Valparaíso, ya que descubrió que su verdadera vocación se encuentra en las labores agrícolas, siendo su mayor deseo, el poder alcanzar el conocimiento que su padre y abuelo tenían en la delicada operación que es la injerta de árboles frutales, finalizó.
Saberes ancestrales y nuevos conocimientos.
Desde San José de la Mariquina, específicamente del sector de Tringo, acudió a este encuentro de jóvenes Nibaldo Marti Marti.
El Egresado de la Carrera de Ingeniería en Previsión de Riesgo, Calidad y Ambiente del Instituto INACAP se encuentra actualmente dedicando a la agroecología, combinando sus conocimientos adquiridos en la academia con los saberes y prácticas de sus antepasados que han sido transmitidos a esta generación por su abuela materna; combinando flores, árboles frutales y especies como las papa, arvejas y habas, señalando el orgullo de heredar la sabiduría de su pueblo mapuche.
A sus tareas en la agricultura, Nibaldo, está vinculando con organizaciones de conservación de biodiversidad, protegiendo la ranita de hojarasca de Mehuín, anfibio característico de la zona costa y que se encuentra en peligro de extinción.
Del mismo modo, contribuyendo a la protección del bosque nativo, la selva lluviosa que caracteriza la costa valdiviana, generando estudios y visitas con representantes del Ministerio del Medio Ambiente, biólogos y expertos estableciendo verdaderos hallazgos de otras especies en peligro de extinción, y sus respectivos diseños de planes y programas de preservación de la biodiversidad del territorio.
A la pregunta de elmaipo.cl ¿qué es ser joven hoy día en el mundo rural, y pertenecer a una organización campesina? Nivaldo reflexiona y nos señala: “mi ideología siempre ha sido de adquirir conocimiento y este conocimiento llevarlo a mi tierra, compartirlo a los demás jóvenes de mi tierra, porque debemos seguir compartiendo lo que nos han enseñado, porque así se caracteriza la vida, compartiendo tus saberes”.
“El pueblo Mapuche es sabio, desde hace miles de años protegía los recursos naturales que ahora organismos internacionales están buscando como protegerlos. Por ello, el estar vinculado con la organización MUCECH, es un impulso motivador para seguir creyendo en mí y en mi comunidad, creer que somos capaces de liderar junto con otros jóvenes una política para el desarrollo de la juventud rural. Me siento feliz, porque compartimos con otros jóvenes de distintas realidades, pero que tenemos la esperanza de salvar o resguardar de nuestros territorios”.
Finalmente, Nibaldo continua con su reflexión señalando, “que este encuentro de jóvenes, es una verdadera vuelta a la tierra, donde comienzan los brotes en terreno nuevo cargados de energías positivas” concluyó.
En este marco, tanto las organizaciones campesinas como expertos y autoridades en la materia, han encendido las alertas sobre el grave peligro que experimenta el país con la migración constante de los jóvenes del campo a la ciudad, ya sea en la búsqueda de mejores oportunidades laborales y estudio, la falta de inversión pública y de ayuda pertinente a la agricultura familiar campesina e indígena, o por la enorme presión que ejercen las empresas inmobiliarias en las comunas rurales, ya sea para la construcción de viviendas o la división de la tierra para convertirlas en parcelas de agrado, disminuyendo con ello la superficie cultivable que impide el desarrollo de la pequeña agricultura.
El Maipo
