En los países de América Latina hay una conspiración de la derecha con el ánimo de producir ‘golpes blandos’ que hagan imposible a los gobiernos progresistas desarrollar programas benéficos la gente, acusó el expresidente de Colombia y coordinador del Grupo de Puebla, Ernesto Samper, en entrevista con Sputnik.
Cuestionado sobre las recientes publicaciones de medios estadounidenses y europeos que señalan un presunto vínculo del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, con el narcotráfico, el presidente de la Unasur alertó sobre la amenaza de “sectores neofascistas” que están tratando de influir políticamente en toda la región.
“La gran amenaza son unos sectores que no están interesados en que haya un cambio; son sectores que se han concentrado económicamente y que están en defensas de sus propios intereses”, dijo el exmandatario colombiano.
Samper, abogado y economista que gobernó Colombia entre 1994 y 1998, aseguró que en la actualidad ya no es posible pensar en la ocurrencia de golpes de Estado cruentos o militares como los que se dieron en América Latina en los años 60, especialmente en el Cono Sur, cuando los militares llegaban por la noche, sacaban a los presidentes de sus palacios, los ponían en un avión y los mandaban al exterior o los asesinaban, como en el caso del presidente chileno Salvador Allende.
Sin embargo, dice, ha aparecido una nueva modalidad de intervención.
“Son golpes blandos que van dirigidos especialmente para afectar la gobernabilidad de los países dirigidos por líderes progresistas. ¿En qué consiste el golpe blando? En crear condiciones de ingobernabilidad, que hagan prácticamente imposible para los gobiernos continuar con su tarea de administrar proyectos políticos de carácter progresista“, afirma Samper.
“Una forma indebida de intervención”
De acuerdo con Samper, el “golpe blando” contempla acciones como ser el lawfare —la judicialización de la política—, la siembra de desconfianza en el comportamiento de la economía, la promoción de conflictos internos entre las fuerzas militares o la creación de conflictos institucionales.
“A esto se puede sumar la intervención directa en las campañas para estigmatizar o satanizar los proyectos políticos progresistas”, considera.
Para el expresidente colombiano, los estadounidenses “tienen una especial condición y propiedad” para desarrollar este tipo de acciones que pretenden intervenir directamente en las campañas y crear daños reputacionales alrededor de los candidatos progresistas.
Esa medidas también llegar a ser procedimientos de carácter administrativo, como algunas certificaciones, ya sea por medidas para combatir el cambio climático, por supuestas violaciones a los derechos humanos o por los resultados en la guerra contra la drogas.
“Es donde veo esta nueva campaña contra el presidente López Obrador, que curiosamente no tuvo ninguna importancia ni apareció durante los últimos cinco años que él gobernó”, observa.
Sin embargo, nota que ahora sí comienzan a aparecer señalamientos y esos juicios, que a su vez “son una forma indebida de intervención en la campaña para estigmatizar” a la candidata del oficialismo, Claudia Sheinbaum, y a la figura presencial de López Obrador.
Samper explica que medidas como la que adoptó recientemente por el Gobierno de Canadá de solicitar visas a mexicanos en plena campaña electoral para renovar la presidencia, ambas cámaras del Congreso, miles de alcaldías municipales y nueve gubernaturas, entre otros cargos de elección popular, son acciones unilaterales con objetivos propios y promovidos por determinados grupos de interés.
Las sanciones, peligrosas para la economía
Las sanciones impuestas de forma unilateral por Estados Unidos y otros países occidentales pretenden dificultar las posibilidades económicas de los países sancionados, así como la libre movilidad de los flujos financieros, de las mercancías y de los servicios, señala Samper.
“Pretenden simple y sencillamente obstaculizar el progreso económico de estos países y crear condiciones sociales desfavorables precisamente para que puedan capitalizarla los sectores de derecha, particularmente los llamados sectores neofascistas“, acusa el político colombiano.
Según él, en México ya comenzó la campaña contra el proyecto progresista impulsado por López Obrador.
“Estados Unidos tiene como objetivo (…) subir el tono a las restricciones de los migrantes y convertir el problema migratorio en un problema de debate electoral”, apunta el expresidente de Colombia.
Además, “lo que vamos a estar viendo en los próximos días en las próximas semanas y meses es una competencia por ver quién restringe más a las migraciones, quién ofrece poner más medidas coercitivas contra los migrantes, qué medidas de policía se adoptan en las fronteras y por fuera de ellas para evitar el flujo migratorio”.
Por otro lado, dice el expresidente, con el objetivo de intensificar el tono de la lucha contra el narcotráfico en Estados Unidos, “todo el peso de la lucha contra las drogas se va a trasladar a México“.
A lo anterior Samper lo llama “política de vietnamización de la lucha contra las drogas”, un método que, según él, consiste en trasladar a un tercer país una lucha que no quieren librar dentro de su propio territorio.
De acuerdo con el político, este factor podría ser utilizado mediante distintos mecanismos por Estados Unidos para simplemente intervenir en la campaña y “favorecer los grupos de derecha, que son los que se benefician con este tipo de señalamientos”.
“La derecha sabe vender miedos”
El coordinador del Grupo de Puebla, conformado por líderes progresistas de América latina como Lula da Silva, Dilma Rousseff, Evo Morales, entre otros, advierte que en la región se han venido conformando una serie de poderes fácticos que están al servicio “de las derechas neofascistas”
“Son grupos económicos grandes, grupos económicos que han comprado grupos comunicacionales que están al servicio sus intereses, son jueces y fiscales que han sido coartados para que utilicen la justicia para la persecución de líderes progresistas“, sostiene Samper.
“Pero también son organizaciones no gubernamentales extranjeras que han tomado partido, representando a los intereses de la derecha y que, de alguna forma, están contaminando el libre debate democrático“, añade.
De acuerdo con Samper, lo que actualmente vive el mundo gracias en buena medida a las redes sociales es “una polarización del miedo”.
“La derecha lo que sabe es vender miedos. Entonces la derecha vende el miedo a los comunistas, el miedo a los narcoterroristas, el miedo a la inseguridad ciudadana y la gente tiende a defenderse cuando se ve amenazada, votando por quien lo pueda proteger de esos miedos“
Para el presidente de la Unasur, esta situación hace muy desequilibrada y muy asimétrica la campaña electoral.
Sin embargo, afirma que, si el progresismo en América Latina logra hacer entender a la población que la gran amenaza son unos sectores que no están interesados en que haya un cambio y que concentran gran poder económico en defensa de sus propios intereses, todavía podría haber esperanza de una transformación social y económica en la región en beneficio de las mayorías.
Por Ricardo Pérez para Sputnik desde México
Fuente: El Maipo